Sobrevivir es la tarea
Así como las grasas constituyen
nuestra reserva de energía para cuando falta el
alimento, los PHA sirven de depósito energético para
muchos tipos de bacterias. Cuando en el ambiente próximo
al microorganismo escasea algún nutriente esencial como
nitrógeno, azufre o fosfatos, pero hay exceso de
carbono, la célula incorpora a este último y sintetiza
PHA, un polímero carbonado de estructura lineal que se
acumula en forma de gránulos intracelulares. De esta
manera, si el carbono se agota, o se suministra el
nutriente faltante, el PHA es entonces utilizado como
fuente de carbono y energía en diferentes procesos
vitales que hacen a la supervivencia de la bacteria,
como por ejemplo la esporulación, o la eliminación de
compuestos tóxicos.
Determinar las diferentes condiciones
en las que una bacteria sintetiza PHA, no sólo permite
comprender los mecanismos moleculares que sustentan esta
estrategia desarrollada por los microorganismos para
sobrevivir en ambientes cambiantes. También brinda el
conocimiento necesario para optimizar los métodos de
producción de PHA.
Resistir al estrés
Los primeros trabajos realizados por
los investigadores para desentrañar el rol de los PHA
en la célula bacteriana demostraron que las cepas
capaces de sintetizar el polímero de reserva tenían
mayor supervivencia, y más capacidad de competir con
otras bacterias autóctonas, en ambientes naturales.
Para probarlo, hicieron crecer
diferentes especies de microorganismos en agua de río y
en microcosmos de suelo. Colocando en esos medios cepas
que podían producir PHA, y otras incapaces de
sintetizarlos, comprobaron que las primeras tenían una
mayor supervivencia.
Los resultados de estos experimentos
hicieron pensar a los investigadores si era la sola
presencia de PHA en la bacteria la clave para la
supervivencia, o si era alguna forma de utilización de
ese polímero lo que producía la ventaja adaptativa. Para
esclarecerlo, trabajaron con una cepa mutante de
Pseudomona putida, que carece de la enzima
responsable de degradar PHA, y compararon su
supervivencia
en agua de río con la de una cepa salvaje (que sí tiene
la enzima) de la misma especie. El resultado de la
prueba demostró que la incapacidad de degradación de PHA
era una desventaja para la supervivencia.
El mismo ensayo, pero esta vez
realizado en agua de río estéril, produjo los mismos
efectos, con lo cual los investigadores pudieron
descartar que la comunidad bacteriana natural pudiera
tener alguna influencia en esos resultados.